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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ventriloquia

la ventriloquia se deriba de la palabra Ventrilocuo, y esta asu vez proviene del latin Ventrilocuus que en esp añol significa el que habla con el vientre o con el estomago.

Un ventrílocuo es una persona que realiza un espectáculo usando su capacidad de hablar sin mover en forma notoria los labios, haciendo ver que es un muñeco el que habla. Se trata del arte de la ventriloquia que, en términos generales, pretende hablar sin mover la boca ni los labios de modo que la voz parezca proyectada desde otro lugar, como es el caso de los muñecos.

Antiguamente se pensaba que se trataba de una forma peculiar de utilizar el estómago durante la respiración, por lo que desde allí se entiende su nombre, de las palabras en latín “venter” y “loqui”, traducidas al español como estómago y hablar, respectivamente. La realidad es más bien el buen uso de una ilusión: el ventrílocuo habla sin mover los labios, y el muñeco juega un importante rol distractor para que los espectadores no noten el pequeño pero sutil movimiento en los labios del artista; el otro aspecto de la técnica consiste en cambiar ciertas letras del abecedario por otras, dado que algunas obligan el uso de los labios para pronunciarlas, por lo que se usan alternativas que suenen parecido.

La presencia de ventrílocuos ha estado presente a lo largo de toda la historia, incluso Isaías menciona su existencia en un texto bíblico. La cultura egipcia y la hebrea también reconocen su presencia desde tiempos remotos, mientras que los griegos, que también los conocían los asociaban a actos demoníacos.

Uno de los primeros actos de ventriloquia que han sido famosos fue el realizado por Louis Brabent para el rey Francisco I de Francia, durante su reinado en el siglo XVI. Sin embargo, en otras culturas, como la Zulú y la Maorí, así como en la griega, la ventriloquia era asociada a prácticas religiosas de carácter oscuro. De este mismo modo, durante la Inquisición, varios ventrílocuos alcanzaron la muerte en la hoguera al ser considerados como actos de brujería.

Durante los últimos años, los afamados shows de Las Vegas han permitido a los ventrílocuos ganar terreno en el negocio del espectáculo, permitiéndoles ganar fama y premios en el mundo entero. Un ventrílocuo, llamado Edgar Bergen, llegó incluso a ganar un Oscar en 1937.

Hoy en día los ventrílocuos realizan geniales espectáculos en todo el mundo, ganando no sólo la propia fama, sino que llevando a sus muñecos a ser reconocidos y afamados personajes.

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